Alcanza su nivel más alto en 15 años.
La morosidad en los créditos destinados a las familias alcanzó recientemente su nivel más elevado en 15 años, según evaluaciones del sector financiero. El incremento se vincula a la pérdida de poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación y a la permanencia de tasas de interés elevadas, que no acompañaron la desaceleración del costo de vida.
El diagnóstico señala que el endeudamiento destinado al consumo cotidiano, y no únicamente a la adquisición de bienes durables, se volvió una práctica cada vez más frecuente debido a la insuficiencia de ingresos. Bajo estas condiciones, los préstamos personales se transforman en un peso difícil de sostener para un número creciente de hogares.
Se observó que, aun en un contexto de moderación inflacionaria, las tasas de los créditos personales se mantuvieron en niveles muy altos. En los primeros meses del año, el costo financiero total oscilaba entre el 140% y el 150%, mientras las actualizaciones salariales anuales se ubicaban entre el 20% y el 25%. Esta diferencia afectó la capacidad de pago y derivó en un aumento sostenido de los incumplimientos.
Distintos análisis coinciden en que la liberación de tasas impulsada en el ámbito oficial contribuyó a que las entidades mantuvieran elevados los costos del financiamiento. Entre las alternativas planteadas para favorecer una baja en las tasas se mencionan cambios en la demanda de deuda por parte del sector público, lo que podría generar mayor liquidez en el sistema y, con ello, competencia entre entidades.
La morosidad en los créditos personales supera actualmente el 9%, convirtiendo a este segmento en uno de los más comprometidos y señalado como prioritario para la mejora de condiciones.
Datos recientes del sistema financiero muestran que el nivel de incumplimiento volvió a marcar un pico en septiembre y acumula once incrementos consecutivos, lo que confirma el deterioro en la capacidad de pago de las familias.







